Al tratarse
de mi primera entrada dentro del blog para la asignatura de Historia Económica
me gustaría empezar hablando de un problema económico de actualidad que trae de
cabeza a el gobierno vigente. Y este problema no es otro que la economía
sumergida.
La economía
sumergida es aquella parte de la actividad económica que discurre al margen de
los registros, las estadísticas y los controles oficiales, es decir, formar parte de la economía sumergida es ilegal, supondría estar cometiendo fraude
fiscal. Pero aunque resulte paradójico es este incumplimiento de la ley el que
está evitando que nuestro país se vea sumido dentro de una crisis de mayor
calibre.
Este
problema siempre ha existido dentro de nuestro país, pero parece haberse
agudizado en exceso como consecuencia de la mala coyuntura económica que
atraviesa el mismo desde hace alrededor de 5 años.Y es que los datos actuales
hablan por sí solos, según la FEF (Fundación de Estudios Financieros) la
economía sumergida se ha estabilizado en torno al 20% del PIB, es decir, cerca
de los 200.000 millones de euros; diarios económicos virtuales comentan que
España pierde al año 72.000 millones de euros a causa del fraude laboral;
periódicos de tirada nacional aseguran que la economía sumergida emplea a más
de un millón de personas…
Así
sacaríamos rápidamente la conclusión de que se trata de un problema nefasto
para la economía española, sin embargo, y como he dicho anteriormente, es la
consecución de este fraude fiscal lo que está permitiendo que muchos parados, y
sobre todo, muchas familias salgan adelante debido a que no hay otra salida
frente a la lamentable situación laboral en España, 4.698.783 parados.
Además, otro
aliciente que se une a este polémico tema es la moral, ya que depende de cada
uno el ver o no lícito el uso de la economía sumergida para salvar su situación
económica.
Entonces…
¿Deberíamos entender la economía sumergida como un problema o como un alivio a
la crisis?